Nancy Hernández García
Para Ybrahim Galicia, en memoria de Nada
Así, de repente un día
como
si regresara de Dios sabe dónde
como
si despertara de un largo sueño
o simplemente
como
si respirara profundo
para
continuar el camino
…
Así,
de repente un día
te
encontré en el espejo
me
mirabas fijamente
(yo huía de tu escrutinio)
y
decías algo
que
no pude
―o no quise descifrar―
Volví
la cara y otra vez tú, Vida,
me
repetiste lo que no he querido saber
…
No
intento el suicidio
ni
pido la muerte
Simplemente
la
vida me estorba,
me queda grande,
me ahoga
No
la soporto ni ella a mí
No
puede verse en mi espejo
ni
yo me reconozco en su sombra
Ella
y yo
la
vida y yo
somos
elementos indisolubles
No
podemos ser
pero somos.
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